Enseñar a un cachorro a hacer sus necesidades en un lugar concreto es fundamental para evitar problemas en el futuro. A continuación, te damos una sencilla pauta sobre cómo enseñar a tu perro a hacer sus necesidades.
Los perros, como los lobos, tienen desde cachorros una tendencia instintiva a abandonar la madriguera para hacer sus necesidades. De esta manera mantienen su hogar limpio, para prevenir enfermedades, y reducen el olor que les puede delatar frente a sus enemigos. Este instinto canino es el que hay que aprovechar para que haga sus necesidades fuera de casa.
Al cachorro hay que habilitarle una zona propia, un lugar que esté alejado de su comida y agua, así como de su cama. El rincón debe ser siempre el mismo y tiene que estar cubierto con papel de periódico o empapadores. Es cuestión de colocar el papel de periódico donde él orine o defeque por primera vez. Este proceso requiere tiempo y puede poner tu paciencia a prueba. Con un cachorro, este adiestramiento funciona mejor sacándolo mucho a la calle y esperando a que haga sus necesidades. Es importante sacar al perro tanto como sea posible. Solo así conseguirás tu objetivo.
Los momentos más habituales en los que el perro hará sus necesidades son: después de comer y beber, al despertarse o cuando termina de jugar, así que, si se puede, lo mejor es hacer coincidir las salidas con estos momentos en los que el perro está más predispuesto. Hasta la edad de tres meses, esto puede ser cada hora o cada dos horas. En cambio, los cachorros más grandes deben poder hacer sus necesidades fuera cada tres o cuatro horas.
Si el perro hace sus necesidades en el lugar adecuado, hay que premiarlo con caricias, felicitaciones verbales y alguna golosina específica para perros.