Los riñones de los perros cumplen varias funciones imprescindibles para el cuerpo, al igual que ocurre en los humanos. Una de las primeras es la depuración del organismo. Los riñones se encargan de filtrar la sangre y eliminar los tóxicos que se van acumulando en ella.
Los riñones están compuestos por estructuras microscópicas que funcionan de forma independiente y se las denomina nefronas. En cada riñón pueden existir en torno a medio millón.
La insuficiencia renal crónica es una enfermedad degenerativa que es causada por el destrozo o muerte de más del 75% de las nefronas del riñón. Esto conlleva a una alteración de la función renal. Hay que tener en cuenta, además, que la mayoría de los pacientes caninos son diagnosticados cuando escasamente quedan ya un 15 % de nefronas en funcionamiento.
¿Qué provoca la insuficiencia renal?
Esta insuficiencia renal suele estar provocada por la edad, por tanto, se trata de una enfermedad principalmente geriátrica. Entre el 0,5 y el 1,5 de los perros sufren este problema, ampliando el porcentaje hasta el 10% en animales mayores de 8 años.
Cuando se da este caso en el animal, comienza a desarrollar diversos síntomas. Uno de los más habitual es el aumento de la cantidad de orina, que además tiene un color claro. Esto ocurre por que el riñón no es capaz de retener suficiente agua y se pierde una gran cantidad de líquido.
Por culpa de esta pérdida, los niveles de los diferentes electrolitos se ven alterados, y pueden aparecer complicaciones en otros órganos. Es usual que los perros sufran anemias debido a una producción escasa de eritropoyetina.
Asimismo, el acúmulo de toxinas como la urea puede provocar problemas digestivos que hagan que el animal sufra vómitos frecuentes, diarreas y, en los casos más desarrollados, daños cerebrales que hagan que el perro esté desorientado, mareado o incluso pueda entrar en coma.